sábado, 15 de agosto de 2015

Hoy os quiero regalar un poema que he tomado prestado de Doña María Victoria Atencia:

AMOR

Cuando todo se aquieta
en el silencio, vuelvo        
al borde de la cuna
en que mi niño duerme
con ojos tan cerrados
que apenas si podría
entrar hasta su sueño
la moneda de un ángel.
       
Dejados al abrigo
de su ternura asoman
por la colcha en desorden,
muy cerca de sus manos,
los juguetes que tuvo
junto a sí todo el día,
ensayando un afecto
al que ya soy extraña.
       
Quien a mí estuvo unido
como carne en mi carne,
un poco más se aparta
cada instante que vive;
pero esa es mi tristeza
y mi alegría un tiempo,
porque se cierra el círculo
y él camina al amor. 
Cuando todo se aquieta en el silencio, vuelvo al borde de la cuna en que mi niño duerme con ojos tan cerrados que apenas si podría entrar hasta su sueño la moneda de un ángel. Dejados al abrigo de su ternura asoman por la colcha en desorden, muy cerca de sus manos, los juguetes que tuvo junto a sí todo el día, ensayando un afecto al que ya soy extraña. Quien a mí estuvo unido como carne en mi carne, un poco más se aparta cada instante que vive; pero esa es mi tristeza y mi alegría un tiempo, porque se cierra el círculo y él camina al amor.